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PEDRO LAPIDO ESTRAN

 El Arte de Escribir y la Formación del estilo.

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                                                                                                      3)  DE LA LECTURA:   a)  Consecuencias de la lectura 

                                                                                                                                                                          b) ¿Cómo se debe leer?

 

                         Extraemos de la obra de Antoine Albalat,  "Nuestros conocimientos son los gérmenes de nuestras producciones". Frase de Buffon en su inmortal "Discurso Sobre El Estilo" Con la cual nos dice que produciremos en la medida de lo que sepamos, y, por si esto no fuera suficiente veamos una frase de Flaubert, un hombre que lo había leído todo: "El talento no se crea, se transfunde por infusión". No cabe ninguna duda entonces de que el aspirante a escritor, como primera medida debe leer, y leer bien, y aquí aparece entonces la importancia de la consulta con quien tiene experiencia como lector. Todos los grandes escritores proclaman la necesidad de leer. La lectura es la base del arte de escribir. -genios aparte -

                    Pues si la lectura ha sido siempre provechosa para todos los grandes talentos; con mas razón tiene que serlo para los talentos medios y para todos los principiantes sin excepción. Las delicadezas  de nuestra inteligencia se despiertan incentivadas por lo que se descubre en cada lectura y la asimilación se produce. Se puede afirmar que el hombre que no lee, es incapaz de conocer sus fuerzas, y siempre ignorará lo que puede producir.

                    Nunca se repetirá demasiado: Hay que leer, leer siempre. Los que se niegan a leer, se exponen a no producir nunca nada bueno y ha rehacer lo que ya ha sido hecho; porque la lectura nos advierte sobre los temas y los procedimientos ya explotados. Lea cuando quiera escribir; Lea cuando sepa escribir; Lea cuando no pueda escribir más. La lectura es el gran secreto. Lo enseña todo, desde la ortografía hasta la construcción de las frases.

                    ¿Hay que leer muchos libros o pocos? Sobre esta cuestión tan importante como delicada, Albalat hace toda una exposición sumamente interesante, de la cual yo tomaré solo la conclusión que es la de hacer una selección entre los mejores autores. Esa es la regla más prudente y el consejo es atenerse a ella. ¿Pero que autores elegiremos? Tal vez, ni los mejores, ni los primeros, ni siquiera los más puros, ni los más sencillos; sino los que estén más cerca de nuestras inclinaciones, sobre todo, los que podamos asimilar, porque hay autores asimilables y otros que no lo son.

                     En general, vale más empezar por leer lo que sea sencillo, clásico, pero desde el punto de vista del oficio, para la asimilación técnica y el provecho inmediato, hay que leer sobre todo, los autores que nos dejan ver sus procedimientos; saber ver es la clave y saber cómo hay que ver, es casi saber cómo hay que expresar.

                      A la cabeza de los autores que pueden ofrecer esa clase de enseñanza es necesario colocar a Homero que es aún el gran escritor de todos los tiempos sobre todo en el arte de describir. Por supuesto para que Homero produzca todo su efecto debemos abordarlo en una buena traducción. Otro autor siempre atentos a la calidad de la traducción es Montaigne, un verdadero tesoro de enseñanzas. "Nadie ha manejado el Francés con más fecundidad" - nos dice Albalat - Se encuentran en él todos los géneros y todos los estilos. En Francés, ninguna lectura puede reemplazar a la lectura de Montaigne. Las traducciones tal vez impidan que suceda lo mismo en otro idioma.

                      Por la misma razón no sigo mencionando a otros autores franceses preciosos, como Bossuet, el mayor creador de palabras y de expresiones que ha tenido Francia. De hecho que estos autores, tienen sus pares en la literatura española - y lo pueden ver en el curso - pero mencionamos a los autores franceses para seguir el hilo conceptual de Albalat, que es nuestro soporte. la idea es que el lector sepa cual es el consejo, a posteriori se pueden enrocar los autores.

                      Entonces: la lectura de los buenos autores es indispensable para la formación del estilo en los escritores noveles. Pero ahora se presenta una cuestión importante: ¿Cómo se debe leer? El provecho de la lectura depende de la manera de leer. "No hay obra mala - ha dicho Goethe, en la que no haya algo bueno". Leer sin tomar notas es como si no se hubiera leído. Al tiempo ya no sabremos lo que contenía el libro. Se dirá uno más tarde: "Yo he leído esto en alguna parte"...¿En que libro fue? ¿De quien es este pensamiento? Y por más que se escudriñe en la memoria, no se hallará lo que se busca. La verdadera memoria consiste, no en recordar, sino en tener a mano los medios de "volver a encontrar". la primera condición para leer bien consiste, pues, en fijar lo que se quiere retener y "tomar notas". Sino, no se ha leído.

                       Albalat nos habla en su libro de las muchas formas de tomar notas que se utilizan, y de cuales dan buen resultado y cuales no, obviaremos toda esa información para remitirnos a indicar la clasificación tomada como más práctica. Las Fichas: En tarjetas o pedazos de cartulina, arreglados por orden alfabético por nombres de autores. Esta es la clasificación considerada más práctica.

                       Estas fichas pueden tener tres objetos: 1) Notas de Erudición. 2) Citas Sobresalientes. 3) La Trascripción de Nuestros Propios Juicios. Las fichas son indispensables A la erudición. Todos los sabios las usan. Son el único medio de recordar lo que se ha leído. Es como acumular tesoros y gracias a este sistema no es difícil ser instruidos. Los sabios no lo ignoran y por eso son modestos. A esta altura , otra vez Albalat desarrolla una serie de consideraciones sobre las formas de análisis literario fallidas que se enseñan. pero nuevamente iremos a la conclusión, que es la definición conceptual que nos ocupa.

                       Se podría enumerar un largo cuestionario de las preguntas útiles como: ¿Que piensa usted de ese estilo? ¿De donde viene su fuerza? ¿Que habría dicho en su lugar un escritor ordinario? etc. etc. Pero son elementos estos que prefiero tratar personalmente con cada persona. La lectura bien hecha comprende no solamente fichas, notas y análisis, sino también otros muchos ejercicios aprovechables, como "las comparaciones", "el pastiche o imitación" y "la transposición".

                       Las Comparaciones:  Comparando fragmentos parecidos tratados por distintos autores se comprobará la diversidad de la ejecución, la oposición de los estilos, etc. etc. 

                       El Pastiche: Cuando se tienen aptitudes de asimilación y un gusto de lectura reflexivo se llega pronto a imitar ciertos estilos: Saber imitar, es aprender a no imitar, cuando uno se acostumbra a reconocer la imitación, puede prescindir de ella más adelante.

                       La Transposición: Poner en prosa lo que está en verso, poner en verso lo que está en prosa y así se descubrirá como con las palabras usuales de una lengua se puede hacer alta poesía o alta prosa.